Matias Rodriguez

Nací el 26 de julio de 1975 en París 14, rue d' Alesia, barrio que era entonces popular y al que quedé visceralmente atado. Mis padres lo apreciaban entonces un camerino de portero.

Mis padres son ambos españoles y más precisamente gallegos. Galicia tiene el estatuto de nación histórica desde el 1978. En la provincia romana Gallaecia sucedió el reino de Galicia de 410 a 1833 a las fronteras más extensas que hoy. Por turno celta, romana, suève, visigótico, Galicia conserva una lengua oficial, el gallego a las raíces comunes con portugués y una cultura celta muy fuerte que lo hace un componente de los países celtas, aunque la lengua es de origen latino. Galicia es un país de emigración muy fuerte desde el siglo 18, particularmente en Amerique del Sur dónde alcanzó hasta dos millones de personas. Entre emigrados gallegos los más célebres, encontramos a jefes de Estado suramericanos como Fidel Castro y artistas tales como José Garcia, Manu Chao o todavía el escritor Garcia Marquez. Mis padres emigraron hacia Francia en los años 60. De mis orígenes, guardo una pasión para estas 3 culturas (hispánicas, lusitanas y celtas).

A la edad de 2 años, le trasladé a Epinay sous Sénart, ciudad nueva de suburbio muy denso pero con un entorno de vida muy agradable (Bosque de Sénart y pradera en borde de Yerres. Viví durante 7 años en el barrio de Gerbeaux, el barrio de VIVIENDA DE ALQUILER MODERADO que presentaba un carácter mixto cultural y muy grande (africanos, antillanos, portugueses, españoles, magrebíes), y guardo sus memorias agradables y amistades todavía hoy. Luego me trasladé en un barrio más residencial en la misma ciudad. Guardo estos primeros años de vida la convicción que las diferencias sociales y culturales son unas ventajas cuando son reunidas las condiciones de uno vivir mejor juntos.

Mi conciencia política comenzó a construirse muy temprano con dos detonadores: el catolicismo y mi admiración a François Mitterrand.

Así como todo español, en aquella época, fui un católico que practicaba hasta la edad de 15 años. La educación católica se desarrollaba en paralela con la educación escolar y ritmaba mi vida de manera natural a causa del acondicionamiento social y cultural. Los sacerdotes que encontré entonces y los movimientos a los cuales me adherí (escutismo) desarrollaron en mi casa una forma de cristianismo social más próximo de Jacques Gaillot que de la democracia cristiana, predicando valores presentes en el Evangelio como la igualdad, la fraternidad entre los hombres y la preocupación de los más débiles y de los más desprovistos. Aunque hoy soy agnóstico, soy de cultura cristiana y tengo particularmente una proximidad ideológica con personalismo de Mounier que influyó mucho sobre Jacques Delors.

Mi admiración a François Mitterrand sube a tan joven como realmente no podría fecharlo. Hasta la adolescencia, creo que yo he comprado todo lo que se publicaba sobre él. Admiraba su inteligencia, su cultura, su expresión escrita y me adherí al mitterrandismo primera época antes de que el socialismo comience a desazonarse a la prueba del poder. Tuve mucho dolor de emanciparme de su pensamiento y de su imagen, a pesar de las revelaciones sobre su pasado. Hoy, tengo por supuesto algún dolor de inventariar sobre la vida y las acciones de François Mitterrand, pero jamás encontré a personalidad política que me tuviera a este punto impresionado.

Que me acercó muy temprano a la política, es por supuesto mi situación de hijo de obrero y de hijo de inmigrado particularmente la conciencia de desigualdades indecentes en Francia y en el mundo. Por otra parte, jamás conseguí comprender que se excluya derechos civiles de las personas de nacionalidad extranjera, mientras que contribuyan por el impuesto al esfuerzo colectivo.

Habré podido entonces escoger acercarme al partido comunista, de los cuales soy bastante próximo ideológicamente, pero jamás supuse que los comunistas pudieran sostener regímenes liberticides.

En respuesta a la primeras ley Pasqua que devolvía en causa el derecho del suelo, decidí hacer gestiones de naturalización. En respuesta a la segundas ley Pasqua de 1993, me adherí al Partido Socialista al que acercaba mí a la corriente Izquierda Socialista de Julián Dray y Jean Luc Mélenchon, ala izquierda que devolvía en causa la deriva liberal del PS. Mi horario me tiene el tiempo alejado del PS del que quedé simpatizante próximo del NPS de Peillon y Montebourg. Me adherí de nuevo al PS en 2007, acercándome a la línea de Benoit Hamon y de la moción a Un mundo por anticipado. En 2010, para de múltiples razón que evoqué en otro lugar en el blog, decidí dejar el PS y tomar poco distancia con relación a los partidos al que no mí reconocía más en el PS cuyas posiciones demasiado alejadas los miembros tienen como las unas de otras para que pueda sentirme en un partido tranquilizador. El partido de izquierda me parece ser hoy el verdadero heredero de esta tradición socialista que de Blum a Mitterrand, pasando por Jaurès, siempre pronació los valores humanistas de libertad, igualdad, fraternidad y laicidad.